https://youtu.be/sg0XzdqMT0U

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lunes, 5 de septiembre de 2016

 David Alfaro Siqueiros

(Chihuahua, 1898 - Cuernavaca, 1974) Pintor mexicano, figura máxima, junto a Diego Rivera y José Clemente Orozco, del muralismo mexicano. Tributaria de la estética expresionista y la retórica declamatoria que le exigía su radicalismo político, su pintura aunó la tradición popular mexicana con las preocupaciones del surrealismo y el expresionismo europeos.

En 1914, con apenas dieciséis años, se alistó en el ejército constitucionalista para luchar por la Revolución, una experiencia que le llevaría a descubrir "las masas trabajadoras, los obreros, campesinos, artesanos y los indígenas... (y sobre todo), las enormes tradiciones culturales de nuestro país, particularmente en lo que se refiere a las extraordinarias civilizaciones precolombinas."
Autorretrato de David Alfaro Siqueiros.

Para Siqueiros socialismo revolucionario y modernidad tecnológica eran conceptos íntimamente relacionados. Estaba convencido de que la naturaleza revolucionaria del arte no dependía tan sólo del contenido de sus imágenes sino de la creación de un equivalente estético y tecnológico en consonancia con los contenidos. Toda su vida artística estuvo presidida por la voluntad de crear una pintura mural experimental e innovadora.
Su anhelo por lograr la adecuación entre las técnicas pictóricas y la contemporaneidad tecnológica le llevó a crear en 1936 un Taller Experimental en Nueva York. Las prácticas del taller buscaban integrar la arquitectura, la pintura y la escultura con los métodos y materiales ofrecidos por la industria. Allí se experimentaba a partir de lo que Siqueiros denominaba "el accidente pictórico", esto es, la práctica de la improvisación mediante técnicas como el goteo de pintura y las texturas con arena. Los chorreones y salpicaduras dejadas caer sobre el lienzo, que luego pasarían a ser emblemáticas del expresionismo abstracto americano, fueron una práctica gestada en el taller de Siqueiros, al que asistieron Jackson Pollock y otros jóvenes que llegarían a formar la primera generación de artistas estadounidenses con un lenguaje propio.
El mural que realizó en la sede del Sindicato Mexicano de Electricistas (1939-1940, Ciudad de México) bajo el título Retrato de la burguesía, recoge el aprendizaje obtenido tras las investigaciones efectuadas a lo largo de toda la década de los treinta y constituye una de las obras murales más significativas del siglo XX. Siqueiros eligió para el mural la escalera principal del edificio.
La primera fase del proyecto, para el que contó con un equipo de ayudantes en el que figuraban artistas tan significativos como Josep Renau, consistió en un análisis del espacio arquitectónico. El objetivo era adecuar la composición de modo que las tres paredes y el techo quedaran integrados en una superficie pictórica continua. Para Siqueiros crear un campo visual dinámico y continuo, en sintonía con el del espectador que subiera o bajara la escalera, era tan importante como el tema representado.




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