David Alfaro Siqueiros
(Chihuahua, 1898 - Cuernavaca, 1974) Pintor
mexicano, figura máxima, junto a Diego Rivera y José Clemente Orozco, del
muralismo mexicano. Tributaria de la estética expresionista y la retórica
declamatoria que le exigía su radicalismo político, su pintura aunó la
tradición popular mexicana con las preocupaciones del surrealismo y el
expresionismo europeos.
En 1914, con apenas dieciséis años,
se alistó en el ejército constitucionalista para luchar por la Revolución, una
experiencia que le llevaría a descubrir "las masas trabajadoras, los obreros,
campesinos, artesanos y los indígenas... (y sobre todo), las enormes
tradiciones culturales de nuestro país, particularmente en lo que se refiere a
las extraordinarias civilizaciones precolombinas."
Autorretrato de David Alfaro
Siqueiros.
Para Siqueiros socialismo revolucionario y modernidad
tecnológica eran conceptos íntimamente relacionados. Estaba convencido de que
la naturaleza revolucionaria del arte no dependía tan sólo del contenido de sus
imágenes sino de la creación de un equivalente estético y tecnológico en
consonancia con los contenidos. Toda su vida artística estuvo presidida por la
voluntad de crear una pintura mural experimental e innovadora.
Su anhelo por lograr la adecuación entre las técnicas pictóricas
y la contemporaneidad tecnológica le llevó a crear en 1936 un Taller
Experimental en Nueva York. Las prácticas del taller buscaban integrar la
arquitectura, la pintura y la escultura con los métodos y materiales ofrecidos
por la industria. Allí se experimentaba a partir de lo que Siqueiros denominaba
"el accidente pictórico", esto es, la práctica de la improvisación
mediante técnicas como el goteo de pintura y las texturas con arena. Los chorreones
y salpicaduras dejadas caer sobre el lienzo, que luego pasarían a ser
emblemáticas del expresionismo abstracto americano, fueron una práctica gestada
en el taller de Siqueiros, al que asistieron Jackson Pollock y otros jóvenes
que llegarían a formar la primera generación de artistas estadounidenses con un
lenguaje propio.
El
mural que realizó en la sede del Sindicato Mexicano de Electricistas
(1939-1940, Ciudad de México) bajo el título Retrato
de la burguesía, recoge el aprendizaje obtenido tras las investigaciones
efectuadas a lo largo de toda la década de los treinta y constituye una de las
obras murales más significativas del siglo XX. Siqueiros eligió para el mural
la escalera principal del edificio.
La primera fase del proyecto, para el que contó con un equipo de
ayudantes en el que figuraban artistas tan significativos como Josep Renau,
consistió en un análisis del espacio arquitectónico. El objetivo era adecuar la
composición de modo que las tres paredes y el techo quedaran integrados en una
superficie pictórica continua. Para Siqueiros crear un campo visual dinámico y
continuo, en sintonía con el del espectador que subiera o bajara la escalera,
era tan importante como el tema representado.
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