José Clemente Orozco
Zapotlán, actual Ciudad Guzmán, 1883
- México, 1949) Muralista mexicano. Unido por vínculos de afinidad ideológica y
por la propia naturaleza de su trabajo artístico a las controvertidas
personalidades de Rivera, Siqueiros y Tamayo, José Clemente Orozco fue uno de los
creadores que, en el fértil período de entreguerras, hizo florecer el arte
pictórico mexicano gracias a sus originales creaciones, marcadas por las
tendencias artísticas que surgían al otro lado del Atlántico, en la vieja
Europa.
Orozco colaboró al acceso a la
modernidad estética de toda Latinoamérica, aunque la afirmación tenga sólo un
valor relativo y deban considerarse las peculiares características del arte que
practicaba, poderosamente influido, como es natural, por la vocación pedagógica
y el aliento político y social que informó el trabajo de los muralistas
mexicanos. Empeñados éstos en llevar a cabo una tarea de educación de las masas
populares, con objeto de incitarlas a la toma de conciencia revolucionaria y
nacional, debieron buscar un lenguaje plástico directo, sencillo y poderoso,
sin demasiadas concesiones al experimentalismo vanguardista.
Embajador artístico e incansable viajero
En 1928 el artista decide realizar un
viaje por el extranjero. Se dirigió a Nueva York para presentar una exposición
de sus Dibujos de la Revolución; inició de ese modo una actividad que le
permitirá cubrir sus necesidades, pues Orozco se financia a partir de entonces
gracias a sus numerosas exposiciones en distintos países. Su exposición
neoyorquina tuvo un éxito notable, que fructificó dos años después, en 1930, en
un encargo para realizar las decoraciones murales para el Pomona College de
California, de las que merece ser destacado un grandilocuente y poderoso
Prometeo; en 1931 decoró, también, la New School for Social Research de Nueva
York.
Pero pese a haber roto con los moldes
academicistas y a su rechazo a las innovaciones estéticas de la vieja Europa,
el pintor sentía una ardiente curiosidad, un casi incontenible deseo de conocer
un continente en el que habían florecido tantas civilizaciones. Los beneficios
obtenidos con su trabajo en Nueva York y California le permitieron llevar a
cabo el soñado viaje. Permaneció en España e Italia, dedicado a visitar museos
y estudiar las obras de sus más destacados pintores.
Prometeo (1944)
Se interesó por el arte barroco y, desde entonces,
puede observarse cierta influencia de estas obras en sus posteriores realizaciones,
sobre todo en la organización compositiva de los grupos humanos, en la que son
evidentes las grandes diagonales, así como en la utilización de los teatrales
efectos del claroscuro, que descubrió al estudiar las obras de Velázquez y Caravaggio, que le
permitió conseguir en sus creaciones un poderoso efecto dramático del que hasta
entonces carecía, gracias al contraste entre luces y sombras y a las mesuradas
gradaciones del negro en perspectivas aéreas.
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